3/12/2016

No te cortes con tus propios dones.


“Las desgracias son como cuchillos que pueden servirnos o cortarnos, todo depende de si lo cogemos por el filo o por el mango”
-James Russell Lowell-
El éxito nos cae del cielo sin razón aparente. La tragedia nos golpea como un tren de carga. Y quedamos a merced de los resultados.
Podemos dejar que nuestros egos se crezcan ante la súbita buena fortuna o podemos aceptar humildemente los frutos de nuestro trabajo y seguir mejorando. Podemos acostarnos y darnos por vencidos después de una tragedia, o podemos sentirla, levantarnos y empezar a dar los pasos para proseguir con nuestras vidas.


Analiza las situaciones de tu vida.
¿Se te ha concedido el éxito? ¿Has aprendido las lecciones de las perdidas? O tal vez tuyo es el don de lo rutinario.
No te enorgullezcas demasiado de tus éxitos, ni te entretengas demasiado en la aflicción. Y tampoco te contentes con una vida rutinaria: perderías tu sentido de la admiración y el asombro, y al terminar, no sabrías donde estuviste.
No siempre podemos controlar lo que nos va a suceder. Debemos liberarnos de cualquier pensamiento falso que tengamos. Podemos escoger la forma de enfrentar cada situación así como escogemos la forma de coger el cuchillo: Por el mango o por la hoja. Cuídate del borde cortante. Es importante lo que haces con aquello que te ha sido concedido.
“Dios, gracias por lo que me ha sido concedido”
-Meditaciones Diarias-

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